La sostenibilidad es un buen negocio

Nos encontramos ante un escenario nacional con recursos limitados en cantidad y calidad para todos. El Estado de la Nación (2022), nos alerta de un déficit ecológico -es decir, una demanda de recursos naturales superior a lo que los ecosistemas pueden renovar-, de una hectárea global por persona. La situación hídrica también es alarmante ya que, del total de acueductos nacionales, el 66% tiene capacidad hídrica reducida y el 34% presenta algún nivel de estrés hídrico. Esto se agrava con una creciente pérdida de la biodiversidad y, debido a nuestra localización geográfica, una alta vulnerabilidad a los efectos por el cambio climático.

Es imperativo entonces buscar nuevas formas de producir y consumir haciendo un manejo sostenible y responsable de los recursos naturales. El sector privado juega un rol fundamental en los esfuerzos hacia la sostenibilidad. Dentro de este sector, y debido a su alcance, las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) representan, aproximadamente, el 97% de nuestro parque empresarial, proveen alrededor del 34% del empleo privado formal y contribuyen, en promedio, con un 37% al Producto Interno Bruto (PIB). Pese a ello, enfrentan diversos obstáculos para implementar la sostenibilidad en sus operaciones, principalmente por las presiones diarias, que limitan su tiempo, conocimiento y recursos para invertir en prácticas sostenibles. El mayor desafío radica en transformar su forma de pensar y visión de la sostenibilidad, considerándola, no como un objetivo aislado, sino como parte de su estrategia de negocio.

Una de las razones por las cuales estas unidades económicas se ven impulsadas a incluir la sostenibilidad dentro de su estrategia de negocio es la necesidad de atender las preocupaciones y requerimientos de sus partes interesadas: clientes, inversionistas, colaboradores y entes reguladores, quienes exigen conocer el origen y la trazabilidad de los productos que adquieren. Muestra de ello es una encuesta al consumidor realizada por la firma McKinsey en 2020, la cual reveló que más del 60% de las personas encuestadas estaban dispuestas a pagar más por un producto con un embalaje sostenible.

Es importante destacar que, cada vez más, entidades reguladoras a nivel global están incorporando criterios ambientales y sociales como requisitos para el ingreso de productos en los mercados internacionales. Ejemplo de ello es el Pacto Verde Europeo, una iniciativa de la Unión Europea que busca implementar un paquete de acciones para alcanzar cero emisiones netas de Gases de Efecto Invernadero (GEI) para el 2050. Estas medidas tienen implicaciones significativas para las empresas costarricenses, ya que, para entrar al mercado europeo, los productos deberán cumplir con una serie de lineamientos que abarcan desde la reducción del uso de pesticidas y fertilizantes hasta regulaciones sobre empaques y etiquetado.

Sumado a lo anterior, las y los inversionistas solicitan con más frecuencia, información sobre el impacto ambiental, social y la gobernanza de las empresas para evaluar su desempeño y tomar decisiones de inversión. En este contexto, la sostenibilidad deja de ser solo un factor diferenciador y se convierte en un requisito fundamental para asegurar la permanencia y continuidad de los negocios a futuro. La clave se encuentra en la innovación.

De acuerdo con una investigación publicada en Harvard Business Review (2009), la sostenibilidad es impulsora de innovaciones organizacionales y tecnológicas y genera retornos a las empresas. Al incorporar la sostenibilidad en la estrategia de negocio se puede potenciar la productividad y la rentabilidad, y esto a su vez conduce a la adopción de nuevas tecnologías y prácticas de gestión, así como a repensar las formas de producción, con una consecuente baja en los costos operativos. Un ejemplo destacado es el Programa Crecimiento Verde, que trabajó con 251 empresas, las cuales incorporaron prácticas sostenibles, logrando, en un periodo de 4 años, evitar la generación de 4.5 toneladas de C02eq, y 186.000 m3 de agua, al tiempo que se reportaron ahorros por $545.000.

Existe una demanda creciente del mercado para trabajar con empresas que incorporan la sostenibilidad en su negocio, lo que representa una gran oportunidad para las MIPYMES que buscan asegurar contratos con gobiernos y/o compañías más grandes, e inclusive para la internacionalización de sus operaciones.

Tenemos desafíos, pero también muchas oportunidades. Es apremiante la integración de la sostenibilidad como parte de la estrategia de negocio, con miras al aumento de la competitividad, el crecimiento económico y la prosperidad. Hoy reconocemos, valoramos y celebramos el trabajo y la innovación en procesos, productos y servicios que realizan las personas que son parte de microempresas, pequeñas y medianas empresas en Costa Rica, y que hacen de la sostenibilidad un buen negocio.

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